Estamos aquí, una vez más, porque la justicia nos ha fallado, ha vuelto a ponerse de lado de los violadores, de los agresores y no, como debería siempre ser, de parte de la víctima, que no sólo ha sufrido los malos tratos y la denigración de una violación en grupo, si no que además, ha sufrido las vejaciones y el maltrato de la institución, de la sociedad y de las leyes.
La Justicia no ve agresión sexual en los sucesos acaecidos en Manresa. Al parecer a los jueces no le parece suficiente agresión, que 5 hombres adultos se lleven a una niña de 14 años a una fábrica abandonada, en contra de su voluntad. Por lo visto, a estos jueces, no les parece suficiente agresión, que 4 de ellos, la penetren por turnos, mientras ella está inconsciente, sin medios algunos para resistirse ni pedir ayuda. Y al parecer, tampoco les parece suficiente que uno de ellos en vez de parar esa barbarie o de pedir socorro, se dedicara a masturbarse mientras observaba como sus 4 compañeros la violaban una y otra vez.
Si la justicia no es capaz de ver que esta BARBARIE es aberrante, que no puede dársele otro nombre más que lo que es, AGRESIÓN SEXUAL, VIOLACIÓN, y no pone los medios necesarios para que a los agresores se les juzgue por las acciones acontecidas, entonces debemos tener claro que nuestro sistema judicial es machista, patriarcal y además está totalmente corrompido, puesto que lo que ha hecho es enviar a los hombres un mensaje claro: «violar a una mujer ebria, inconsciente o drogada, no es violación, es abuso, por grabarlo no pasa nada»
Estamos en una sociedad patriarcal que no educa sexualmente, es más, aún la sexualidad sigue siendo un tema tabú, no se habla con naturalidad, de los deseos y menos de los de las mujeres y su sexualidad. El desconocimiento sigue siendo total, se sigue educando en que él tiene que dominar, vencer, que ella siempre va a decir que no aunque quiera decir sí. Así seguimos viviendo una y otra vez las consecuencias que convierte la violencia sexual y machista en la peor lacra de nuestra sociedad.
Pedimos que no se infravalore la agresión cometida, llamándola abuso, en el abuso no hay penetración, aunque pueda generar iguales secuelas en las que lo padecen. Exigimos que se cambie el código penal, para que no quede a la libre interpretación de los jueces si una relación sin consentimiento es o no violación. Para recordar y dejar claro que lo que sucedió primero en Pamplona, y ahora en Manresa, no fue un abuso sino una violación.
Pero no nos quedamos ahí, no nos dejamos engañar por quienes solo ven soluciones en leyes más duras; necesitamos profesionales feministas, formadas, conscientes y comprometidas, en educación, en sanidad, en la administración, en la justicia y en las fuerzas de seguridad.
Necesitamos que la ley integre todas las violencias machistas y no sólo las que se dan en la pareja o expareja, que nos viole un desconocido es también violencia machista. Necesitamos protocolos anti agresiones en las fiestas que cuenten con nosotras y nos empoderen. Y sabemos que todas estas medidas serán insuficientes si no van acompañadas de cambios estructurales, culturales, sociales, económicos, que erradiquen las desigualdades de un sistema patriarcal, racista y depredador.
Porque la cultura de la violación impregna la forma en que las mujeres somos miradas, juzgadas en nuestra forma de vestir, de comportarnos, de relacionarlos, de vivir y disfrutar de nuestra vida y nuestra sexualidad.
Y frente a los discursos del miedo, que nos invitan a quedarnos en casa, recluidas y supuestamente seguras o a aumentar la presión policial en las calles, nosotras seguiremos defendiendo la autodefensa feminista
cómo método para sentirnos seguras y libres en las casas, en las calles y en todos los espacios que ocupamos, de día y de noche.
Por eso ayer, hoy, mañana y siempre, saldremos a las calles, las veces que hagan falta, para gritar que NO, QUE NO ES ABUSO, ES VIOLACIÓN.