Tenemos más de 1.000 motivos para esta huelga feminista

El 8 de marzo de 2019 mujeres a lo largo de todo el mundo pararán en todos los espacios de sus vidas y llenarán las calles con motivo de la Huelga Feminista de 24 horas convocada a nivel internacional. En el Estado español, así como en otros lugares, salimos con la fuerza colectiva generada tras la histórica huelga del año pasado. El 8 de marzo de 2018 el movimiento feminista logró situarse en la centralidad de la sociedad y de la política. Dijimos <<nunca más sin nosotras>> y lo conseguimos.

Estos logros son fruto de la larga genealogía de luchas feministas a lo largo de todo el mundo y, más recientemente, de las huelgas convocadas por las mujeres de Argentina, EE.UU., Polonia, Brasil, India o Bangladesh. El 8 de marzo de 2017 nuestras compañeras argentinas salieron a la calle al grito de <<ni una menos, vivas nos queremos>> en la primera huelga general de mujeres en los trabajos tanto productivos como reproductivos. En 2018 fuimos millones de mujeres a lo largo de todo el mundo. Algunas autoras incluso han comenzado a hablar de una <<cuarta ola feminista>> internacional.

Ha llovido mucho desde entonces. El feminismo ha conquistado la centralidad del debate social en las calles y en las instituciones. El 9 de marzo de 2018 muchos políticos, políticas y representantes de la sociedad civil tuvieron que revisar sus discursos antifeministas ejemplificados en el mantra <<ni machismo ni feminismo>>. Quienes bromeaban sobre la capacidad de las mujeres para realizar una huelga terminaron sumándose a los logros de las mismas.  En Cantabria, las Asambleas Feministas Abiertas de Cantabria que nacimos al calor de la organización de esta huelga, nos hemos consolidado como un espacio feminista crítico, autónomo y anticapitalista en la región.

Sin embargo, también hemos tenido que volver a salir a las calles ante la vergonzosa resolución judicial del caso de La Manada, siendo conscientes de las múltiples violaciones grupales que no obtienen tanta repercusión mediática; nos hemos concentrado para denunciar la falta de compromiso presupuestario con el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, críticas al alcance inicial del mismo; hemos gritado <<basta ya>> ante las agresiones sexuales denunciadas por las temporeras en Huelva, comprobando como este #metoo no se extendía tan rápidamente como el generado por las actrices de Hollywood; nos hemos concentrado para manifestar nuestro apoyo a Juana Rivas y todas las mujeres víctimas de esta justicia patriarcal que ven peligrar sus vidas y las de sus hijos en manos de maltratadores; hemos homenajeado a todas las mujeres asesinadas este año en el Estado español a pesar de las dificultades policiales y hemos tenido que defender nuestros derechos ante los ataques de una derecha y extrema derecha que ha situado a mujeres y migrantes como chivo expiatorio de todos los malestares del sistema capitalista en el que vivimos.

Estas movilizaciones feministas han girado en torno a la denuncia de las violencias machistas y, en concreto, las violencias sexuales, a las que estamos expuestas todas las mujeres por el solo hecho de ser mujeres. La violencia machista es la principal causa de muerte en las mujeres de entre 15 y 45 años en todo el mundo. La violencia contra las mujeres es más virulenta que el cáncer o las guerras, aunque muchos intenten generar confusión al respecto.

Sin embargo, el movimiento feminista ha sabido posicionarse en el centro de las demandas contra la precarización del trabajo y de la vida de todas las personas. Las feministas llevamos tiempo denunciando el impacto de las políticas neoliberales, de recortes en el sector público y de privatización de los servicios básicos, en la vida de las personas. Porque sabemos que <<la pobreza tiene rostro de mujer>>. Nosotras somos quienes más sufrimos la precarización del mercado laboral, con trabajos cada vez peor pagados y con menos derechos. Nosotras somos quienes asumimos el aumento del trabajo gratuito en el hogar cuando el Estado abdica en sus funciones sanitarias, educativas, de nutrición o de cuidados. 

Por estas y otras muchas razones convocamos de nuevo esta huelga feminista de 24 horas bajo el lema <<si nosotras paramos, se para el mundo>>. El movimiento feminista está resignificando el concepto tradicional de huelga general para extenderlo a todos los espacios de la vida. Las feministas llamamos a una <<huelga social>> para parar no solo en el ámbito laboral sino en otros trabajos y espacios que habitamos todos los días: el de cuidados, consumo, educación y asociacionismo. 

Recogemos la fuerza colectiva de mujeres que son referentes para nosotras en la lucha por los derechos laborales: las kellys, las trabajadoras de las residencias, las empleadas de la industria textil o las trabajadoras en los centros de atención a la dependencia que se han organizado de forma autónoma. Incorporamos las propuestas teóricas del ecofeminismo que señalan nuestra relación de <<ecodependencia>> con una naturaleza proveedora de recursos que es finita y de <<interdependencia>> con las personas, mayoritariamente mujeres, que posibilitan el mantenimiento y reproducción de la vida, como bien nos enseñaba Yayo Herrero el pasado octubre.

Las feministas estamos reclamando un cambio en las normas no solo legales sino sociales. Normas que no son posibles en el marco de relaciones que se establecen en este sistema patriarcal, capitalista, colonial y ecocida. Las feministas no nos ceñimos al discurso del <<techo de cristal>> sino que reclamamos unas pensiones dignas para todas las personas, pero sobre todo para las mujeres perjudicadas por las desigualdades salariales también en su jubilación; nos posicionamos a favor del derecho a la vivienda y frente a los desahucios de personas vulnerables y estamos activamente en contra de los instrumentos jurídicos que impiden el derecho legítimo a migrar como la Ley de Extranjería y sus CIES o la <<Europa fortaleza>> y sus muros en el norte global. 

Como bien nos decía Justa Montero hace un mes, en la presentación que realizamos de la huelga feminista en Cantabria, no es que no estemos dispuestas a no dar ni un paso atrás, sino que tenemos que dar muchos pasos adelante para extender el derecho a una vida digna para todas las mujeres. Por eso tenemos propuestas, propuestas en positivo, para que todas las personas, en su diversidad y en todas las partes del mundo, tengan una vida que merezca la pena ser vivida. No queremos profundizar en los derechos de unas pocas en el primer tercio rico del mundo a costa de los derechos del resto de las mujeres. Queremos una sociedad que ponga valor a los trabajos y los papeles que desarrollan las mujeres en las sociedades, actuales y pasadas, ya que son las que han permitido que hoy estemos aquí. Queremos una sociedad que resignifique el valor del trabajo y cuáles de éstos permiten la vida y cuáles la destruyen. Queremos una sociedad en la que los hombres, la comunidad y el Estado asuman su responsabilidad en el cuidado. Queremos una sociedad feminista, integradora, ecologista y solidaria. Frente al <<nosotros primero>> de las derechas, las feministas decimos <<nosotras unidas>>. 

Un año más volvemos a decir que los logros de esta huelga no se miden por sus resultados finales sino por el proceso de construcción dialectico con el que llegamos al 8 de marzo. Por eso llevamos semanas hablando con mujeres y hombres en los barrios, en los mercados, en los centros de trabajo, en las aulas, en el penal del Dueso y en los diferentes movimientos sociales de Cantabria. Porque tenemos más de 1.000 motivos para esta huelga feminista que queremos difundir. 

También sabemos que las posibilidades de participación en esta huelga son diversas, como diversas somos las mujeres y las desigualdades y precariedades que cruzan nuestras vidas. Pero esta huelga es de todas, de quienes pararán en sus trabajos productivos y saldrán a la calle y de quienes colgarán en los tendales los delantales en solidaridad con las mujeres que no pueden dejar de cuidar. Tampoco nos olvidamos de nuestros compañeros, los hombres aliados de la causa feminista, a quienes pedimos que se unan asumiendo su responsabilidad en los cuidados que nosotras dejamos al descubierto en esta jornada. Porque sabemos que necesitamos nuevas ideas, actitudes y formas de relacionarnos para lograr una vida alegre y digna para todas las personas. Esta huelga la construimos entre todas porque colectivamente es como vamos a imaginar y llevar a cabo un futuro feminista.

Celina Rizzi Cavadas, Cristina Gómez Estébanez y Lorea Romero Gutiérrez, integrantes de las Asambleas Feministas Abiertas de Cantabria.

<<publicado en versión reducida en El Diario Montañés, el 8 de marzo de 2019>>